
«Nos conocimos en Madrid en agosto del 2011 y nuestra pedida de matrimonio tuvo lugar en la romántica ciudad de Roma, sobre el puente que cruza la Isla Tiberina», afirma Natalia.
«Escogí un vestido de corte medieval obra de Rosa Clará. El cuerpo de encaje se fundía con una impresionante falda de tules de gran volumen pero sin una cola excesiva».
«Peluquería Monty, Montaña, mi peluquera de siempre me realizó un recogido informal con unas plumas blancas como tocado. a juego con el adorno del fajín. En el maquillaje también busqué la opción más natural y sencilla».
«En cuanto a las joyas del gran día, no podía faltar el protagonista, mi solitario de oro blanco, que completé con una pulsera de oro y pendientes de perla».
«El encaje del vestido también tuvo su réplica en los zapatos, ya que opté por unos cerrados en encaje blanco de la firma Dorani».
«El ramo era de rosas rosas y orquídeas blancas, de Flores Juanvi (las de la Iglesia también)».
«Celebramos la boda en a Iglesia de San Mateo y después nos desplazamos al Castillo de la Arguijuela, con el exquisito catering de César Raez».
«La entrada en la iglesia del brazo de mi padre con la música de fondo de la banda sonora de la película ‘Desayuno con Diamantes’. Es uno de los momentos que recuerdo con más emoción».
«Otros de los momentos más especiales de la celebración que recuerdo con gran cariño fueron: el reportaje de fotos en la Parte Antigua, fue muy íntimo y especial».
«La emocionante entrada al Castillo con fuegos artificiales sonando la canción protagonista de la serie Juego de Tronos».
«Cuando entramos al salón con la canción Nothing Else Matters de Metálica (nuestra canción)».
«El corte de la tarta con la espada Anduril, de El Señor de los Anillos».
«Cuando entregué el ramo a mi amiga Carol, como no con una canción muy significativa de la banda sonora del largometraje ‘La vida es bella'».
«Y por supuesto nuestro primer baile como marido y mujer, abrimos el baile con la canción ‘I can´t help falling in love with you’ de Elvis Presley».
«Las invitaciones fueron manuales, un castillo medieval con nuestra foto, y en el interior un pergamino con las indicaciones de las celebraciones y un mini DVD con un vídeo de invitación muy original. Los meseros eran lugares emblemáticos de libros de fantasía o ciencia ficción».
Toda el reportaje fue obra de Kike Salamanca.
«Un trabajo excepcional, nos parecen unas fotografías maravillosas, preciosas, poseen un toque romántico y natural que nos encanta, cuando las vimos nos emocionamos mucho».